jueves, 5 de mayo de 2011

Juan Gopar: Un viaje entre la orilla y el traspatio

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La casa es el espacio privilegiado de la memoria y en torno a ella, en tanto que espacio de la intimidad, se tejen los recuerdos. Allí comienzan todos los relatos porque simboliza y corporeiza el origen de la vida en el ámbito de la familia. En la casa se asientan también los deseos y como construcción encarna los proyectos en el tiempo. El tiempo que atraviesa la casa es el hilo que construye la vida.
La obra que Juan Gopar ha ido desarrollando en los últimos diez años, se enraíza en la memoria de una casa que se expande de manera rizomática. La casa es el centro de una red de imágenes que transporta hacia la idea de la construcción, subraya la importancia de la arquitectura y abre una reflexión sobre las posibilidades de futuro de una cultura marinera y popular que ha ido lentamente declinando en Canarias a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.                                                                                                      El punto de partida es el universo de recuerdos que se desarrolla en el Charco de de San Ginés en Arrecife conectando con la memoria familiar de un naufragio (interior y soñado que protagoniza su abuelo marinero) y que actúa en su obra como un mito fundacional, estableciendo una compleja analogía entre el barco y la casa. El relato del naufragio de Santiago Betancort sostiene la fuerza de una épica familiar oral y se convierte en una metáfora de la relación de amor, respeto y temor que se establece entre el hombre y el mar.
Santiago Betancort trabajaba en los años 20 y 30, como gaviero del velero Guadalhorce que realizaba la ruta de un comercio triangular entre Canarias, Cuba y la costa esta de los Estados Unidos. Tras pasar una terrible tormenta en el Atlántico, de regreso a Lanzarote, antes de volver a embarcar de nuevo, tiene un sueño en el que el velero naufraga en medio de una tormenta aún más terrible de la ya vivida y aunque en el sueño se busca entre sus compañeros no consigue encontrarse. Al despertar entiende el sueño como una advertencia premonitoria y decide no volver a embarcarse de nuevo. En 1932 el Guadalhorce desaparece frente a las costas de Cuba con toda su tripulación en el fragor de una tormenta tropical. El naufragio, del que se hace eco la prensa de la época, es un mazazo para el gaviero Betancort, que se encierra en la casa del Charco, en Arrecife, para no volver a embarcarse nunca más. Más allá del acontecimiento trágico, el naufragio implica la desaparición de la navegación comercial a vela ya que el Guadalhorce es en aquellos momentos el último velero puro en actividad comercial que no dispone de motor auxiliar. Hasta las dos primeras décadas del siglo XX el comercio marítimo en Canarias se realizaba a vela. Durante esos años se produce una paulatina renovación de la flota que arrincona los buques a vela en servicio y cambiando irreversiblemente el mercado de trabajo marítimo que ya no precisa de la sabiduría artesanal de las tripulaciones de vela.
El marinero en tierra, convierte la casa en un barco a salvo de las tormentas y, el traspatio, el espacio de la vivienda más alejado de la orilla, se transforma en su refugio, en el puente varado de un navío imaginario que solo puede navegar en el recuerdo, en un mundo interior. Juan Gopar Betancort, crece en el Charco de San Ginés entre las historias de míticas travesías por el Atlántico y las narraciones de las temporadas de pesca en las costas saharianas y africanas. Los pescadores de Lanzarote, entre los que se encuentra su padre que es además un hábil constructor de maquetas de barcos, faenan durante varios meses lejos de casa, vendiendo parte de las capturas a los barcos pesqueros rusos y japoneses: vivaquean en la costa africana o en las islas Salvajes, al norte del archipiélago Chinijo, levantan refugios improvisados con las maderas encontradas de naufragios para dormir en seco y junto a un fuego, comer caliente compartiendo con los compañeros la soledad de los cielos estrellados.
La experiencia marinera del abuelo Betancort y la vivencia pesquera del padre Gopar establecen las coordenadas para la construcción de un universo de imágenes que acotan el campo simbólico de una cierta cultura popular marinera canaria que a través de los cambios propiciados por el turismo desde los años 60 se ha ido transformando profundamente, hasta su casi completa desaparición. Sin embargo en contra de lo que pudiera parecer, el ámbito de reflexión visual a la que nos conduce la obra de Juan Gopar, no es el de la reconsideración nostálgica de la cultura marinera desde una perspectiva antropológica y tampoco es su objetivo indagar sobre las condiciones de posibilidad de una identidad. Por el contrario lo que establecen sus obras enraizadas en la memoria, es una decidida apertura hacia una modernidad de vanguardia que piensa el mundo desde las relaciones y las conexiones.
Gopar ejecuta en la práctica la conversión de lo local en universal, emplea los materiales de lo popular para delinear una propuesta de vanguardia, enraizando desde la idea de construcción y de práctica arquitectónica una visión de la modernidad.
La exposición Era así, no era así tiende a describir un itinerario espacial en forma de recorrido interior en el que el tiempo consolida una visión de la memoria como proyecto y como un abanico de posibilidades abiertas.
La estructura de la exposición parece adaptarse en las salas del museo a la topografía de una casa, de la casa del Charco de San Ginés en Arrecife.
Mario Praz escribe en 1960 La casa de la vida, que es una autobiografía entendida como el recorrido pormenorizado a través de la casa. Cada uno de los objetos que la decoran es tomado como el pretexto preciso que desvela acontecimientos, sentimientos y sensaciones, pero también cada objeto encierra motivaciones, ideas, voluntad y deseos, así como una historia minuciosa y precisa que narra el modo en el que fue creada y por quien, como pasó de mano en mano hasta llegar a esta casa y qué vio en ella Praz para desearla. Así los detalles de una vida cotidiana se entrelazan con la historia y con una vida intelectual, de pasión y de pensamiento.
La casa no es un espacio cualquiera, se despliega como un teatro de la memoria ordenado desde el caos y el azar, desde el recuerdo y la imaginación. El recorrido al que invita Mario Praz, se inicia en la calle y desde ella penetramos a la casa para recorrer las estancias como un laberinto ordenado de vivencias. El relato proyecta hacia todas las direcciones, en saltos de ida y vuelta hacia el mundo y desde la casa.
La autobiografía de Praz se desenvuelve desde la fragmentación con una densidad propia de los relatos de Borges, y recuerda inevitablemente al inquietante libro que Xavier De Maistre escribe en 1794, Viaje alrededor de mi cuarto, entre la ironía y la crítica a los libros de viajes de la época y el delirio fantástico que había abierto Lawrence Sterne, con la publicación por entregas entre 1760 y 1767 de La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy.
Juan Gopar, a través del recorrido de la exposición, construye un relato, que como en la autobiografía de Praz sigue la arquitectura de una casa instalada en la memoria, pero para conducirnos hacia una comprensión de los paisajes que se abren fuera de sus límites domésticos, asumiendo al mundo en un viaje que no implica abandonar la casa, pues está dentro, es inseparable, es la memoria, es también el tiempo del presente.
Las obras van conformando climas emocionales en forma de instalaciones. Las imágenes que propone Juan Gopar remiten, en forma de estallidos, a minuciosos relatos cruzados, que se encadenan como los episodios de un viaje sin destino preciso.
La búsqueda de la casa determina y define el carácter errático del propio viaje. Un regreso al origen que se vive como búsqueda de un futuro. Como el viaje interminable de la Odisea, en el que para regresar a la casa, Ulises debe antes vagar, conocer el mundo y superar sus secretos.
La casa es todas las casas, pero todas las casas que permiten el viaje y el regreso a otra casa. El viaje es también todos los viajes. Desde la memoria de Juan Gopar, empiezo también a comprender las imágenes de otros viajes, los míos.

Inició debate de la reforma a la Ley 30 de 1992, en el ámbito nacional

DOMINGO 13 DE MARZO DE 2011 00:01
 La reforma a la Ley 30 de 1992 fue expuesta por la ministra de educación, María Fernanda Campo, quien aseguró que con el nuevo proyecto que cursa en el Congreso, el Gobierno pretende ampliar la cobertura, el acceso y la calidad en la educación superior, respetando la autonomía universitaria.
La jefe de esta cartera indicó que con la nueva reforma se busca crear una alianza entre el sector privado, el Estado y las instituciones públicas para ampliar el acceso a la educación, garantizando la no privatización del sector oficial. 
El presidente Juan Manuel Santos, en la noche del pasado jueves, aseguró que la propuesta busca hacer de las universidades entes con ánimo de lucro, es decir, que la meta es direccionar al sector privado para que invierta aún más en la educación pública, sin que esto genere costo algunos a los estudiantes. "Lo que estamos proponiendo busca simple y llanamente que el sector privado se meta la mano al bolsillo en beneficio de la educación superior pública, y en alianza con ella, sin que eso represente un solo peso de costo adicional para el estudiante", puntualizó el presidente Juan Manuel Santos.
Sin embargo, uno de los temas que más preocupan a las universidades es el presupuesto destinado para la educación. Frente a esto, el Presidente aseguró que se destinaría el 10 por ciento de las regalías para la inversión en el desarrollo de la investigación y la tecnología, y además de "conservar la base presupuestal de las instituciones de educación superior públicas, adicionando un aumento porcentual escalonado, dirigido a mejorar la calidad, la formación docente, la investigación y el aumento de cobertura con énfasis regional. Es decir, que además de la base presupuestal y del ajuste natural por cuenta de la inflación; el Estado otorgará un uno por ciento adicional en 2012; un dos, en 2013, y un tres, entre el 2014 y 2019, premiando resultados y buenos indicadores de desempeño", aseguró el Mandatario.
Según las cifras del Ministerio de Educación, con la actual reforma y el esfuerzo conjunto entre el Estado y el sector privado, se busca que para el año 2014 se generen 2.4 billones de pesos adicionales, que significaría pasar de un millón 600 mil estudiantes que están en proceso de formación en educación superior, a dos millones 200 mil, en un periodo de cuatro años, que equivaldría a un aumento del 37 por ciento. 
De acuerdo con Santos, la actual Ley 30, aunque si bien ha servido para consolidar uno de los sistemas de educación superior más importantes en competitividad y desarrollo, hoy, con las nuevas tecnologías y retos para la internacionalización, se hace necesario una reforma pragmática y que responda a los nuevos desafíos. 
"Hace 18 años, por ejemplo, apenas se estaba hablando en este país del celular, de la internacionalización de la economía, de la globalización como un elemento importante para la educación. Pero, al mismo tiempo, 18 años después de esa Ley, constatamos situaciones preocupantes: En los últimos 10 años, más de tres millones 200 mil jóvenes bachilleres no ingresaron a la educación superior o desertaron. En consecuencia, muchos salieron prematuramente al mercado laboral, generalmente sin éxito. Esto tiene repercusiones en la economía, pues significa una enorme presión sobre el empleo. De hecho, la mayor tasa de desempleo está entre los jóvenes de 17 a 24 años: allí el promedio es casi el doble que el promedio nacional. Por eso, se los digo sin rodeos: la Ley 30 de 1992, con los beneficios que trajo en su momento, no se ajusta a los desafíos que hoy tenemos por delante", aseguró.
La ministra de Educación, María Fernanda Campo, argumentó, según lo publicado en Colprensa, que "no existe mejor negocio ni mejor inversión para país, economía y sociedad alguna que invertir en educación. Entonces, lo que queremos nosotros es tener una educación de extraordinaria calidad que permita que más jóvenes accedan a ella y para eso necesitamos capital".
Finalmente, la funcionaria manifestó que la nueva reforma será debatida en todo el territorio nacional y puesta en consideración con los rectores de las universidades del país, a quienes se les socializó el proyecto el pasado jueves.

La esencia de la Arquitectura

El Hombre como simple constructor, lejos de la Voluntad Creativa
Por: Arq. Edgar Franco Flores
Se ha planteado que uno de los principales aspectos que ha orillado un distanciamiento entre Hombre y Arquitectura es la evolución del arquitecto y su desempeño dentro de la vida en las ciudades.
El hombre es un ser vivo dotado de peculiares dones y capacidades. Su principal característica es su habilidad racional, que lo ha llevado a transitar por caminos completamente diferentes que el resto de los seres vivos. Sabemos de antemano que la Arquitectura, rama que nos interesa, surgió como una necesidad que se buscaba ser resuelta. La capacidad racional del hombre le dotó de la habilidad de adaptar los medios naturales existentes en los alrededores, permitiendo la creación del concepto espacio , que siglos después, cuando el lenguaje del hombre hubo evolucionado hasta altos niveles de abstracción, surgió como base para nombrar y diferenciar las actividades arquitectónicas de todos los seres humanos con respecto a otras.
Hemos analizado como la vida y el punto de vista del hombre de nuestros días han sido transformados e influenciados lentamente por distintos aspectos. Una búsqueda y una meta: alcanzar el desarrollo y una evolución, traducida en mejoras en la calidad de nuestras vidas. La hipótesis: la Arquitectura se ha convertido en simple satisfacción de necesidades por medio de la construcción.
¿Qué es lo que ha sucedido en la vida social de nuestras ciudades que nos ha llevado al lugar en donde nos encontramos ahora? Un análisis de la esencia de la Arquitectura, nos permitirá comprender la situación.
La Arquitectura es una vaga palabra que ha encerrado a través de los siglos, la conjunción de varios elementos que definen las actividades que los hombres realizan para la satisfacción de necesidades de habitabilidad. Pero la Arquitectura es mucho más que esto. Su campo de acción y jurisdicción abarca de igual manera aspectos estéticos y necesidades más altas que las simplemente biológicas. Las obras arquitectónicas penetran, por lo tanto, en la esfera cognoscitiva de la Estética: término que reúne aquellas características o aspectos que debe poseer una obra arquitectónica para ser considerada como bella, bajo el supuesto de que la Arquitectura forma parte del campo de las Bellas Artes, y no sólo existe como medio de satisfacción de necesidades básicas de los seres humanos.
La Estética es un concepto que desde la antigüedad ha sido utilizado para hacer referencia a los diversos aspectos que debe contener un objeto para ser relacionado con el arte, y por lo tanto, con la belleza. Las formas sensibles de las cosas son percibidas por nosotros (de acuerdo a las leyes de los escolásticos) por lo que se conoce como sentido común. Las formas exteriores o apariencia de las cosas que se presentan ante nosotros se conservan y permanecen gracias a la memoria y a la imaginación del ser humano. El instrumento estético por excelencia es el juicio o la razón. Los objetos nos gustan o disgustan debido a la sensación visual que actúa como intermediaria. La vista es el sentido estético por excelencia, mientras que el resto de los sentidos están de alguna manera excluidos. En arquitectura se ha tomado esta idea como supuesto, y en base a ella se dice que son las sensaciones de la vista las que nos permiten asimilar las impresiones estéticas que el objeto contiene. Pero es la razón la capacidad responsable de generar y comprender aspectos estéticos. Dicho juicio o razón puede ser influido por aspectos culturales que rodeen al hombre que realiza las valoraciones estéticas. Dentro del concepto de Estética, el arte conforma aquél instrumento por el cual los seres humanos (autores de obras artísticas – arquitectónicas – ) transmiten sentimientos a las personas, por medio de la memoria y la imaginación, influida por costumbres, tradiciones y aspectos propios del modo de vida humana. La Estética puede dividirse en dos vías estimativas: la natural (juicio natural) y la cognoscitiva (juicio racional). El ser humano, como cualquier ser viviente, es capaz de experimentar juicios naturales, pero es el único ser que puede experimentar juicios racionales, es decir, ser capaz de sentir, frente a un objeto, placer por considerarlo bello. La belleza es, por lo tanto, un producto meramente intelectual.
La Arquitectura, entonces, satisface necesidades propias del espíritu del hombre. La belleza es un concepto que define aquello que agrada a los sentidos, y que de alguna manera permanece fuertemente unido a la vida comunitaria de los seres humanos, traduciéndose físicamente en formas y símbolos que complementan las obras arquitectónicas surgidas de las mentes y manos de los hombres. Sin embargo, los valores estéticos han sufrido al paso de los años, el predominio de un solo juicio y valor: los cánones clásicos, derivados de la cultura griega antigua.
Cada pueblo, ubicado en cada tiempo y en cada lugar específico, se ha desarrollado en una vida distinta y única. Cada grupo humano busca no sólo satisfacer sus necesidades inmediatas, sino encontrar la verdad que encierra el mundo que le rodea. Todas y cada una de las obras arquitectónicas pertenecientes a cada cultura humana es una expresión de dos aspectos: las necesidades biológicas de la comunidad y sus costumbres, tradiciones y valores sociales, reflejados en formas estéticamente comprensibles. En el último Siglo, las formas clásicas han jugado un papel fundamental en la valorización y crítica de las obras arquitectónicas, determinando aquello que es universalmente bello y aceptable, de aquello que no lo es.
Este punto de vista ha generado que los elementos que conforman a la Arquitectura se fragmenten y separen. En cada sitio y en cada pueblo, las consecuencias y expresiones de esta ruptura son diversas. Hemos visto la situación en nuestro país: inferioridad copia de aquello que creemos bello verdadero. Sin embargo, detrás de este primer juicio, puede hallarse un aspecto oculto, olvidado hasta ahora. Juzgamos veloz e injustamente la situación. Un panorama más complejo y amplio nos permitirá conocer y comprender aquello que se oculta detrás de la Arquitectura que mira hacia el pasado clásico para existir.
La Arquitectura, al igual que el resto de las ciencias y los conocimientos del hombre, han sido cubiertas por la búsqueda de la verdad, una búsqueda que desemboca en principios y valores universales. La Ciencia del Hombre se ha planteado como objetivo desde hace mucho tiempo encontrar el orden y los principios que rigen todas las cosas. Teorías han surgido, ido y venido por el mundo, cada una de ellas asegurando poseer la verdad absoluta. El hombre sólo busca comprender para anticiparse controlar. Hoy nos damos cuenta, muy a nuestro pesar, que eso no es posible. Muchas teorías se han debilitado y caído, no por la carencia intelectual de sus autores (el hombre lo mide todo por su capacidad racional) sino por lo cambiante del mundo que nos rodea. La Arquitectura no podía ser la excepción. Su objeto de estudio, aquél a quien sirve y satisface es al fin y al cabo el hombre mismo.
Los análisis científicos de las últimas décadas nos han demostrado que el mundo se mueve sin cesar y cambia constantemente. Existe caos incertidumbre, que posee su propio orden paradójico. Los esfuerzos del hombre por clasificarlo y racionalizarlo todo han sido inútiles. La Naturaleza posee su propio orden. El caos y la incertidumbre son elementos necesarios para lograr el orden y permitir el surgimiento de sistemas estables.
La Arquitectura ha intentado vanamente encontrar un orden universal y eterno, y tal vez el dominio de los cánones clásicos fue una fiel expresión de dicho objetivo. La Arquitectura es respuesta y vida de los seres humanos, quienes, a su vez, son seres que cambian, evolucionan y transforman sus conductas y sus puntos de vista. Una mirada profunda a obras arquitectónicas pasadas nos harán descubrir esta voluntad creativa, que se encuentra siempre presente y que se manifiesta de diversas formas.
Los pueblos de la antigüedad se caracterizaron por lograr una armonía con la incertidumbre y el caos, valiéndose de relaciones míticas profundamente valoradas y respetadas por los pueblos. La voluntad creativa fue una capacidad desempeñada con sumo cuidado, buscando siempre satisfacer cualquier tipo y nivel de necesidad: biológica, social, espiritual.
Hoy en día, nuestro vano punto de vista lo ha transformado todo. Muchas ramas de conocimiento han aceptado sus límites frente a lo caótico, considerándolo no como negativo, sino como la forma de ser del mundo. El Hombre pertenece a este sistema.
La verdad, amplia y desesperadamente buscada, ha sido un concepto erróneo y mal interpretado. “La verdad es, […] algo que se vive en el momento y que expresa nuestra vinculación individual con el todo”. La verdad no es absoluta y estática, sino que se encuentra en cada uno de nosotros, al romper con el abstraccionismo que impera en nuestra mente, y descubrimos aquello que nos rodea como lo que realmente es, algo nuevo y por primera vez visto por nuestros ojos.
La Arquitectura responde al Hombre. Cada obra arquitectónica encierra sus propios vórtices y aspectos caóticos. Cada ser humano es distinto y diferente al resto. La Arquitectura no puede ser encerrada nunca en valores estéticos universales, porque cada tiempo, cada espacio y cada lugar hablan de hombres que viven y miran al mundo con distintos ojos.
La creatividad es una manera de penetrar en el caos para descubrir la verdad. El arquitecto de los últimos años lo ha olvidado, se ha convertido en ese hombre que sólo soluciona necesidades del estrato más superficial. Independientemente de las formas arquitectónicas finales, cada obra posee dentro de sí, estratos más profundos y ocultos. Valores, costumbres, tradiciones, maneras de responder al caos y a la incertidumbre y la duda. Aspiraciones míticas, políticas o sociales. Cultos y homenajes.
¿Qué es lo que alimenta a la creatividad?
“Algunos lo llaman demonio, musa, espíritu, genio; otros lo nombran trabajo, azar, inconsciente, razón. Para el intelectual – y, también, para el hombre común – la inspiración es un problema, una superstición o un hecho que se resiste a las explicaciones de la ciencia moderna”.
Los arquitectos de hoy se valen de la técnica útil y eficaz, buscan clasificarlo y ordenarlo todo, por medio de la repetición de procedimientos que se perfeccionan o degradan. Dan la espalda al caos y a la incertidumbre, al trasfondo colectivo y a lo profundo y cambiante que impera en los hombres. Se han vuelto simples constructores.





domingo, 20 de febrero de 2011

El dibujo

El Dibujo es un arte visual  capaz de aludir personas, animales o cosas, ya sean reales o de temas religiosos, el dibujo se ha ido perfeccionando al pasar de los tiempos,  y se ha convertido en modo efectivo de entrenamientos para aquellos estudiantes en las clases de matemática, y forma eficiente de ganar dinero de forma fácil. Muchos creen que los materiales para hacer un dibujo, son una hoja y un lápiz, y esto es mentira, ya que el dibujo se puede hacer donde sea y como sea.


Clasificación:

  • Maravillosos: Son hermosos, no los puede ver cualquier persona, por eso sólo  alguien realmente digno o bendecido por Dios los podría ver.
  • Ni fu ni fa: No son feos, tampoco bonitos. Simplemente son dibujos.
  • Frikibujo: Son dibujados por frikis, tienen que ver con videojuegos, cómics o animé. También conocidos como Fan Art, con mucho de "fan" y poco de "arte".
  • Feos: No parecen dibujos.
  • Horribles: No es recomendado ver estos dibujos, los efectos secundarios serían pérdida de vista, pelos y oídos, caída de pelo, traumas sicológicos, alucinaciones, entre otros. Son hechos por personas inexpertas en el dibujo.

Dibujantes famosos
Walt Disney: Es el primer dibujante del mundo, el hombre que invento a los furry , los mensajes subliminales y la zoofilia en los dibujos animados, fue uno de los mayores dibujantes de la época, sus dibujos con orejas grandes, guantes en las manos, y nariz redonda fueron, y son inspiración para muchos dibujantes que aspiran a ser famosos.

Osamu Tezuca: También conocido como Dios Kamisama, el verdadero padre de todos animes, mangas y hentais de la historia, y por ende es el padre de todos los otakus del planeta. El creador del dibujo anime, su estilo es Inconfundible, Ojos grandes, Nariz respingada, incluso usar colores de pelo que nadie en Japón posee naturalmente.

Matt Groening: El hombre estadounidense que creo feo bocetos de gente amarilla, con cuatro dedos y pelos extraños, para pagar deudas de juego, dibujo que ahora es muy famoso a nivel mundial, me refiero a Los Simpson, una serie donde muestran la típica vida norteamericana, gente gorda y ebria, el típico dibujo norteamericano. Matt Groening su creador, es un dibujante muy famoso y reconocido, a pesar de que tan solo hizo 2 dibujos animados, Los Simpson y Futurama, fue así que demostró que aunque el dibujo sea horrible, y no se tenga talento, mientras contenga material adulto, grosería y escenas violentas, siempre será un éxito rotundo, y así poder lavar la mente de la juventud del mundo.
Los simpson es una serie estadounidense de comedia, en formato de animación, creada por Matt Groening para Fox Broadcasting Company y emitida en varios países del mundo.
Narra la vida y el día a día de una familia de clase media de ese país (cuyos miembros son Homero, Marge, Bart, Lisa y Maggie Simpson) que vive en un pueblo llamado Springfield.